El cabildante denunció que, durante la pasada administración, la entidad tuvo problemas de gestión contractual con varias obras atrasadas y sobrecostos, entre otras irregularidades.
También alertó que, durante varios años, un solo contratista habría ejecutado parte de las funciones misionales del Instituto, llevándose contratos que superan los $21.000 millones de pesos.
Durante un debate de control político en el Concejo de Bogotá, el concejal del Partido de la U, Rubén Torrado, denunció serias irregularidades a nivel contractual, además de retrasos y sobrecostos, en varios contratos del Instituto Distrital de las Artes – Idartes, particularmente en las remodelaciones realizadas a los teatros San Jorge y El Parque.
“En el teatro El Parque no solo lo entregaron un año después de lo inicialmente acordado, sino que en las compras de dotación hubo sobrecostos que, en algunos ítems, superan el 500%”, enfatizó.
Por ejemplo, compraron una tableta marca Samsung por más de $5 millones, cuando en el mercado la misma referencia se consigue por menos de un millón; también adquirieron componentes de sonido por casi $20 millones cuando -según las indagaciones adelantadas por Torrado- en el mercado se consiguen por $3.132.000 la unidad.
Precisamente, el 15 de diciembre de 2023, este recinto -ubicado en El Parque Nacional- fue inaugurado oficialmente por Idartes, aunque la entidad ya lo había utilizado previamente para algunos eventos, como su Rendición de Cuentas.
“En el caso del teatro San Jorge, una construcción ubicada en la localidad de los Mártires que supera los $14.024 millones, hubo reiteradas modificaciones, prórrogas, suspensiones y adiciones desde la fase de diseños y estudios”, señaló Torrado.
Según evidencias aportadas por el cabildante, la obra en este momento se encuentra abandonada: en el último reporte del que se tiene conocimiento, la remodelación no superaba el 39% de avance, aunque al contratista se le entregó $7.854 millones, más del 50% del costo del contrato.
“Se contrató como interventor de la obra a la misma empresa que hizo los diseños, algo que representa un claro conflicto de interés. Para rematar, el contratista encargado de las remodelaciones presentó problemas con las entregas por no contratar personal, además no le pagaba a la gente que tenía trabajando ni les daba garantías de seguridad y salud; sin embargo, las actuaciones de Idartes ante tantas irregularidades fueron pocas”, añadió.
¿Un Idartes paralelo?
Por otro lado, el cabildante asegura que, en Idartes, se está haciendo mal uso de los convenios de asociación, una figura que califica de “ambigua y que restringe la pluralidad de oferentes”.
Por este tipo de convenios, Idartes ha beneficiado a un contratista que, en los últimos cuatro años, ha obtenido contratos por más de $21.000 millones de pesos, de los cuales $7.600 millones se habrían adjudicado en 2023.
Dichos recursos se utilizan para ejecutar actividades relacionadas a la misionalidad de la entidad, como los festivales ‘Al Parque’ (Rock Al Parque, Jazz Al Parque, Joropo Al Parque, entre otros), o eventos como “Música y Ciudad” o “Museo Abierto” y los equipamientos culturales de instalaciones distritales, como el Teatro Jorge Eliecier Gaitán o El Planetario de Bogotá.
Para Torrado, eso quiere decir que “si un artista quería apoyo de recursos públicos en el sector cultura de la ciudad, tenía que buscar al representante legal del Teatro R 101”.
Y es que, según el concejal, esta fundación es la encargada de seleccionar a los artistas que participan en los diferentes eventos que gestionan gracias a los contratos que le asigna Idartes, sin que haya criterios claros para su selección y contratación.
Debido a esto, el Instituto estaría delegando parte de sus funciones principales en un contratrista, algo que advirtió el sindicato de trabajadores de Idartes, Sintraidartes, a mediados de enero, indicando que “es inviable una entidad donde contratistas desarrollan funciones misionales y permanentes”.
“IDARTES solo gira plata: es la chequera del Teatro R 101. Esa fundación es la que define los artistas, paga el personal de los eventos, contrata el catering, el tinto, la logística, la iluminación, todo”, añadió Torrado, quien remata diciendo que “o la cultura en Bogotá está secuestrada por esta gente o el Teatro R101 es un Idartes paralelo”.