Pese a las innumerables advertencias, la Alcaldía de Bogotá, por medio de la Defensoría del Espacio Público, adjudicó a Eucol la explotación económica del mobiliario urbano de la ciudad. La empresa se hizo a un jugoso contrato: podrá vender, por 15 años, la publicidad de 3310 caras de los paraderos de buses y al Distrito le entregará migajas.
Las cuentas son las siguientes: Bogotá pierde porque pasó de recibir el 15 % al 7,5 % de las ganancias brutas anuales, es decir, antes le entraban anualmente $ 4500 millones y ahora le entrarán $ 2325 millones. Los concejales Rubén Torrado y Martín Rivera denunciaron el pésimo negocio para la ciudad.
La administración distrital, al estilo de Shakira, fue ciega, sorda y muda.